CRÓNICA DE UN VIAJE EN BICICLETA CRUZANDO LOS APENINOS
Nuestra primera idea no era hacer una ruta bonita por Italia.
Lo que queríamos era cruzar desde Civitavecchia hasta Ancona para coger allí un ferry que nos llevara hasta Grecia. Pero… Estábamos muy, muy equivocadas.
Lo bonito de viajar sin un plan cerrado es que NO te atas a un itinerario. No te marcas unas líneas férreas e inamovibles que no puedan ser modificadas.
Si bien es cierto que al planificar un viaje de estas características nosotras casi siempre nos marcamos unos lugares por los que pasar. Más o menos lo vamos cumpliendo y, aunque el camino va variando según las etapas, intentamos pasar por esos sitios que nos hace especial ilusión conocer.
Pero, como ya hemos dicho antes, nuestro itinerario no es cerrado. Por lo que el plan CAMBIÓ en cuanto pusimos una rueda en Italia.
IMPROVISANDO
Estaba lloviendo. Eran las 19:00 h, de noche y llovía. Reitero, de noche y llovía. Acabábamos de desembarcar en Civitavecchia después de una travesía en barco algo movida.
Intentamos encontrar Warmshowers disponibles. No había. Y como vamos con la filosofía de gastar lo mínimo indispensable, ni nos pensamos ir a un hotel, hostal, ni nada parecido. Al ir con Pancho tampoco hubiera sido algo fácil encontrar un hostal donde aceptaran perros.
No habíamos previsto la lluvia tampoco. ¿Quién iba a pensar que en Octubre puede llover en el centro-norte de Italia? Fallo de novatas… Quizás para los siguientes viajes aprendamos… O no.
Así que desembarcamos y fuimos pedaleando hasta la estación de tren de la ciudad. Por lo que habíamos visto en la App OpenCycleMap.org (actualmente no está disponible), era el único techo que teníamos disponible cerca del puerto, así que nos fuimos para allá.
Tampoco habíamos previsto que el grupo de jóvenes afines a una religión que nos acompañó en la travesía del barco, cantando sus cosas religiosas, también irían a la estación para coger un tren hacia Roma. ¿Quién iba a pensar que en una ciudad cercana a Roma habría peregrinos? Fallo de novatas…
La estación se llenó de gente, y nosotras empapadas. Teníamos que buscar otro sitio para pasar la noche. Como decíamos al principio del artículo, los planes cambian, y mucho. Nuestro plan primario, cuando lo pensamos en el barco, era desembarcar, pedalear un rato y acampar en un pinar que había a escasos 10 km de allí. Pero la lluvia…
LA POLICÍA NOS ENCUENTRA
Entonces se nos ocurrió la idea de seguir las vías del tren hasta unas casas abandonadas que habíamos visto antes. Según la Policía que nos desahució de lo que podía haber sido un sitio maravilloso para pasar la noche, ese no era buen sitio.
QUI NO, QUI NO! Decían al principio, para más tarde y justo después de recoger todo el campamento, reconocer que ese sitio era excelente para dormir. Vale… no contaremos que las vías del tren pasaban a escasos 2 metros de donde habíamos montado la tienda.
Bueno, recogimos todo y nos fuimos donde nos habían indicado que podíamos pasar la noche. Era en mitad de la ciudad, en medio de unos edificios. Esa madrugada comprobamos que allí se levantan muy temprano para ir a trabajar. A las 5:30 de la mañana comenzaba muy tranquilamente lo que sería la segunda etapa.
COMENZAMOS A PEDALEAR RUMBO A LOS APENINOS
El viaje pedaleando comenzó de verdad a las 8:00 de la mañana del 2º día. SALÍAMOS, ¡POR FIN!
Y, aunque manteníamos cierto enfado por lo que nos pasó la noche anterior, poco a poco, pedalada a pedalada, nos iba desapareciendo esa nebulosa. Sentíamos la libertad de ir a un sitio o a otro. Sentíamos que podíamos hacer lo que queríamos. Y lo mejor de todo, nos sentíamos fuertes, y era una fortaleza que crecía a medida que avanzábamos en el camino.
A medida que avanzábamos, a medida que el viaje continuaba, nos dábamos cuenta que este viaje en bicicleta no iba a ser como los anteriores que habíamos hecho. Este viaje no iba de llegar cuanto antes. Este viaje iba de disfrutar, de saborear cada instante del mismo. Lo de llegar, lo dejaríamos para cuando sucediera.
PEDALEANDO LA PARTE CENTRAL DE LOS APENINOS
Las montañas de los Apeninos, o por lo menos en esta zona central, no son excesivamente elevadas, pero los pueblos y ciudades están casi todas en lo alto de esas montañas no tan elevadas. Por lo que si quieres conocer estos pueblos SÍ O SÍ tienes que subir.
Montefiascone, Orvieto, Viterbo… todas en alto. Arcevia (donde para nosotras se come la mejor pizza del mundo de las 8:00 de la mañana), Assisi… Todas, todas en alto. Pero TODO LO QUE SUBE, BAJA. Y así, hasta Ancona. Pero, espera un momento, que me estoy adelantando.
Te dejamos las rutas de wikiloc de esta parte del viaje al final del artículo.
Según subíamos y bajábamos las montañas íbamos descubriendo paisajes preciosos y cuidadísimos. Y eso que esta no era la parte del viaje que habíamos planeado. Parecía que estábamos en un cuadro de esos que te quedas mirando fijamente, pensando, soñando, imaginando que estas metida allí. La diferencia era que estábamos, estábamos allí metidas, pedaleando… ¡¡ERA LA HOSTIA… IMPRESIONANTE!! Sentíamos cada pedalada, cada olor y cada color del paisaje.
Así, fuimos avanzando. Algunas noches dormíamos en sitios maravillosos, con vistas a valles alucinantes. Otras, en lugares no tan bonitos.
En otras ocasiones, como en un pueblo que se llama Fabriano, dormimos al lado de la pared de una iglesia evangelista moderna (lo puedes ver en el vídeo de arriba), entre los aparatos de aire acondicionado del edificio y bajo una niebla bastante espesa. NO fue el sitio más agradable donde dormimos, como tampoco lo fue la noche.
LA MEJOR PIZZA MAÑANERA DEL MUNDO
Esa noche, hartas de no pegar ojo, a las 3:00 de la madrugada comenzamos a pedalear. Esa noche se nos hizo corta en sueños y larga en pedaleo, pero la recompensa nos estaba esperando.
LLevábamos cerca de cuatro horas y media pedaleando de noche, con niebla y cansadas cuando subimos la montaña que nos llevaba a Arcevia. A las 8:00 de la mañana llegábamos al monumento AL PARTISANO, que nos recibió para aplaudirnos y decirnos que esta etapa estaba siendo épica.
Esto nos dio fuerzas para seguir subiendo hasta la plaza mayor y obtener nuestra recompensa: comer devorar la alucinante mejor pizza mañanera del mundo.
En esta etapa pasamos de la noche al día, del frío al calor, de la niebla a ver el sol, de las montañas al mar.
Y además sabíamos que desde allí TODO sería bajada. Fue una pena que durante la mitad de la bajada la niebla persistía y casi no pudimos ver el paisaje.
BAJANDO LA MONTAÑA
La bajada desde Arcevia era una magnífica carretera de montaña, de esas con mogollón de curvas. Esas que si son en bajada, como era nuestro caso, molaban… Pero, como ya hemos contado antes, la niebla que nos acompañaba de forma intermitente desde hacía algunos días no nos dejaba ver las vistas. Así que lo que podía haber sido una bajada espectacular con vistas se convirtió en una espectacular bajada sin vistas y con una increíble niebla persistente.
Pero ¡Bah! Nos daba igual, era BAJADA. Además sólo nos quedaban 50 km para llegar a Ancona.
Y POR FIN ¡EL ADRIÁTICO!
Pero llegamos al Adriático antes de llegar a Ancona. Después de la última bajada alcanzamos el mar Adriático en la localidad de Senigallia. Tras mojarnos los pies y respirar aire de mar, seguimos por la costa hacia el sur, llaneando durante 30 km.
LLEGAMOS A ANCONA,, donde nos comeríamos un típico plato de pasta (vivan los tópicos), y nos dimos una reconfortante ducha caliente.
FELICES
Así que allí estábamos dos mujeres con su perro.
Dos mujeres que poco a poco se iban empoderando encima de una bicicleta. Dos mujeres con su perro encima de una bicicleta más felices que perdices cuando se escapan al final del cuento.
Sabíamos que ya teníamos nuestra primera etapa del viaje terminada.
Nos sentíamos fuertes.
ERAMOS DOS MUJERES FUERTES CON SU PERRO.
Antes de irnos de viaje en bicicleta no entrenamos. Cierto es que nuestro principal medio de trasporte es la bicicleta, pero no se necesita entrenar para hacer un viaje parecido.
Aquí tenéis otra crónica, viaje por Cabo de Gata, nuestro primer viaje.
Por eso desde este pequeño rincón en la inmensidad de internet te decimos:
¡LÁNZATE! COGE LA BICI Y ¡LÁNZATE! NO NECESITAS NADA MÁS.
Os dejamos los enlaces de Wikiloc con todas las etapas de esta primera parte del viaje.